El PP de Feijóo ficha a un hombre de confianza de Sánchez en Bruselas para diseñar su política exterior
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El diplomático Pablo García-Berdoy, hombre de confianza de Pedro Sánchez y del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, durante los últimos cuatro años, se ha convertido en el último fichaje del PP para diseñar la política exterior del partido. Su incorporación se ha producido este mes de enero y ha participado, por lo menos, en dos reuniones con el equipo de Internacional que dirige el eurodiputado y vicesecretario del área, Esteban González Pons.
La representación permanente de España en Bruselas (Reper), considerada como la embajada española más importante en el ámbito internacional, fue el destino donde García-Berdoy estuvo trabajando como embajador desde la llegada de Sánchez a la Moncloa mediante la moción de censura (junio 2018) hasta julio de 2021 tras la remodelación que se produjo en Exteriores con la salida de la entonces ministra, Arancha González Laya.
Sánchez y Albares siempre lo han tenido en gran estima porque fue la persona que participó en las negociaciones para elevar a Josep Borrell a las altas esferas comunitarias en 2019 y por su esfuerzo para conseguir situar a España entre los grandes receptores de fondos comunitarios para la recuperación tras la pandemia. Y, por su parte, García-Berdoy ha trabajado con gran lealtad para el Gobierno. Se da además la circunstancia que el diplomático trabaja desde hace tres meses para la consultora de comunicación y lobby Llorente y Cuenca, donde codirige el departamento de Asuntos Europeos, circunstancia que aparentemente choca con la ley de incompatibilidades de la función pública que prescribe durante dos años el uso de las puertas giratorias, es decir, conseguir un trabajo como alto directivo de una empresa privada relacionado con un cargo anterior, que en este caso estaba en Bruselas.
Llorente y Cuenca figura como lobby en el registro de transparencia de la UE y su presidente, José Antonio Llorente, goza de estrechas relaciones con Pedro Sánchez a quien asesoró, por ejemplo, en el cambio de la posición española con Marruecos mediante el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara justo hace un año. Y es el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, uno de sus firmes valedores. De hecho, el fichaje de la mujer de José Antonio Llorente como asesora del ministro en 2021 en el Palacio de Santa Cruz ya causó un importante revuelo en círculos diplomáticos.
Por ello, fue Albares quien suscribió la autorización a Pablo García-Berdoy para poder saltarse los dos años requeridos en el régimen de incompatibilidades porque era precisamente la empresa de su amigo José Antonio Llorente quien lo había contratado.
Y ahora, tras haber transcurrido tres meses desde su entrada en Llorente y Cuenca, Pablo García-Berdoy se ha sumado al círculo de diplomáticos que diseñan la política exterior del PP. Allí, entre otros, están el ex ministro Íñigo Méndez de Vigo, con aspiraciones a comisario europeo, igual que el propio Esteban González Pons; o el ex secretario de Estado Ildefonso Castro quien, como los anteriores, estuvo trabajando bajo la dirección de Mariano Rajoy.
En la Moncloa están encantados con la llegada de García-Berdoy a Génova porque es la apuesta personal de Sánchez y Albares para que se convierta -si Feijóo es presidente del Gobierno- en futuro ministro de Exteriores y los dos puedan garantizarse su porvenir. Pedro Sánchez como posible presidente del Consejo Europeo y Albares, una buena embajada, muy al contrario de los desdenes realizados por los socialistas en los últimos años a los diplomáticos de los Gobiernos de Rajoy.
Por ejemplo, el ex ministro de Exteriores Alfonso Dastis es el actual embajador de España en Hungría, una legación que no tiene el peso de aquellas otras a las que suelen aspirar quienes han sido jefes de la diplomacia española. Por no decir de la embajada que ocupa quien fuera el jefe de Gabinete de Mariano Rajoy en Moncloa, Jorge Moragas, actualmente en Tanzania.
Hay quienes ya asumen que las reuniones de Internacional del PP son prácticamente retransmitidas al instante a la Moncloa, conociendo desde allí todo cuanto ocurre o se decide en Génova.